…“Pienso en la cantidad de vidas paralelas y simultáneas que conviven en la ciudad. Aunque uno no sepa lo que ocurre al otro lado de la pared del dormitorio, otra historia sigue su camino. Y así todo está mezclado, solapado, una convivencia anónima. Nadie conoce a nadie. Todos cogemos el mismo metro, compramos en el mercado y nos cruzamos en la escalera, pero estamos tan lejos y tan solos… Una soledad llena de ruido, que nos distrae y nos hace creer que no estamos solos, pero el ruido sólo es eso, una interferencia.

Pero todos plantamos nuestros sueños. Yo ya no me acuerdo cuál fue la primera semilla, se me dispersó el sueño y brotaron otros nuevos. Me llaman la atención los temblorosos y deformes reflejos en los edificios de cristal, parecen espejismos, proyecciones… ¿Serán mis sueños espejismos proyectados sobre un decorado?.

María Dulce, mayo 2011

• Este texto se completa con la obra “mi ciudad”